martes, enero 02, 2007

Fatiga, de Vicente Huidobro.


Marcho día y noche
como un parque desolado.
Marcho día y noche entre esfinges caídas de mis ojos;
miro el cielo y su hierba que aprende a cantar;
miro el campo herido a grandes gritos,
y el sol en medio del viento.

Acaricio mi sombrero lleno de luz especial;
paso la mano sobre el lomo del viento;
los vientos, que pasan como las semanas;
los vientos y las luces con gestos de fruta y sed de sangre;
las luces, que pasan como los meses;
cuando la noche se apoya sobre las casas,
y el perfume de los claveles gira en torno de su eje.

Tomo asiento, como el canto de los pájaros;
es la fatiga lejana y la neblina;
caigo como el viento sobre la luz.

Caigo sobre mi alma.
He ahí el pájaro de los milagros;
he ahí los tatuajes de mi castillo;
he ahí mis plumas sobre el mar, que grita adiós.

Caigo de mi alma.
Y me rompo en pedazos de alma sobre el invierno;
caigo del viento sobre la luz;
caigo de la paloma sobre el viento.

2 comentarios:

Hipólipo de Siracusa dijo...

Es interesante esa metáfora que utiliza tanto Huidobro, la metáfora de la caída, del estar cayendo... Se ve mucho más evidente en Altazor, pero en este poema también lo pone.

Fatiga, cansancio... La insoportable levedad del ser... Cansancio de ser, de estar... ¿Por qué tanto cansancio? ¿Como si "ser" fuera algo muy agotador, que requiere mucho esfuerzo? ¿Tal vez también sea doloroso?

Muchos besos amor... TAMJD

Patita dijo...

Ser cansa... Porque no siempre todo sale como uno quiere y entonces a uno se le hace imperioso buscar para encontrar, cambiar para ser mejor, levantarse para pararse...

Hay trabajo en el ser.

Auqnue la recompensa sea maravillosa, a veces el camino cansa... También a veces duele.

Pero el sol brila en el fondo del pozo. Todos los pozos tienen agua :)

Saludos para tí y por tu casa. Besos!!