Si el poema de este atardecer
fuese la piedra mineral
que cae hacia un imán
en un resguardo hondísimo;
si fuese un fruto necesario
para el hambre de alguien,y
maduraran puntuales
el hambre y el poema;
si fuese el pájaro que vive por su ala,
si fuese el ala que sustenta al pájaro,
si cerca hubiese un mar
y el grito de gaviotas del crepúsculo
diese la hora esperada;
si a los helechos de hoy
-no los que guarda fósiles el tiempo-
los mantuviese verdes mi palabra;
si todo fuese natural y amable...
Pero los itinerarios inseguros
se diseminan sin sentido preciso.
Nos hemos vuelto nómades,
sin esplendores en la travesía,
ni dirección adentro del poema.
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