Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.
Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres...
ésas... ¡no volverán!
Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.
Pero aquellas cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día...
ésas... ¡no volverán!
Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.
Pero mudo y absorto y de rodillas,
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido..., desengáñate,
nadie así te amará.
1 comentario:
Tú bien sabes que este poema me gusta mucho... Y las golondrinas, uffff... Son unas avecillas hermosas, me gusta mirar como vuelan, no sé si andan tan rápido por que siempre andan apuradas, o porque son más bien distraídas o porque no les gusta mucho que las miren... Como sea, son muy lindas (nunca tanto como tú, claro :)
Becquer, otro infaltable ¿ah?
TAMJD... Mil besos, pronto estaremos a tres miradas y media :)
"Permanente impernanencia"
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